1. No tienes claridad de tu posición en el mercado
2. Estás siendo inconsistente al hablar de tu diferenciación
3. La diferenciación que elegiste no es relevante para tus clientes
4. Hablas de ti todo el tiempo en lugar de lo que les importa a tus usuarios
5. Cambias tu estrategia de posicionamiento sin ninguna razón
6. No estás hablando del modo en que tus clientes entienden
7. Tu discurso solamente se trata de vender
8. Estás ignorando la parte emotiva de tu oferta
9. No vives realmente la experiencia de tu propio producto
10. Te cuesta trabajo adaptarte a los cambios del entorno